martes, 28 de julio de 2009

CALAMBRE MUSCULAR

Anatomía de un calambre

Para entender la causa de este error deberíamos remontarnos muchos años atrás, concretamente a los inicios del siglo XX.
Los primeros estudios que trataron los calambres se enfocaron en los mineros, puesto que el calor extremo que estaba presente en su ambiente causaba una variada gama de problemas en su salud, incluyendo deshidratación y pérdida de electrólitos durante largas jornadas laborales de 12 a 16 horas.
Tales investigaciones llegaron a relacionar esas mismas circunstancias como los causantes de los calambres, llegando a llamarlos "
heat cramps" o "miner cramps" (Brockbank 1929, Drrick 1934, Edsall 1908)
Más tarde, durante los años 1930 y 1970, las investigaciones se siguieron centrando en la relación entre los calambres y otros síntomas y enfermedades asociadas con actividades intensas. No obstante, donde estos estudios fallaron fue en el hecho de que a ninguno se le ocurrió averiguar si los calambres se sucedían por igual en ambientes de temperaturas neutrales como en cálidos. También fallaron en observar si los calambres ocurrían en gente que sufría fatiga muscular sin sudoración intensa, como en las muñecas o manos de los nuevos músicos, que evidentemente no aquejan de la susodicha deshidratación.
Y para concluir, durante los años 80, fisiólogos e investigadores empezaron a reevaluar los estudios ya realizados anteriormente para comprobar si ciertamente existía correlación entre los calambres musculares, la deshidratación y el nivel de electrólitos en el cuerpo.
Buscaron un denominador común en todas las situaciones en las que se presentaban los espasmos, y las evidencias mostraban que no estaban directamente relacionados ni con ambas situaciones mencionadas antes ni con las condiciones ambientales tales como calor o frío extremo (
Maughn 1986, Miles y Clarkson 1994, Schwellnus 2004, Sulzer 2005)
Mas bien parecía probarse asociado con una fatiga extrema del cierto músculo, aunque no necesariamente del cansancio de todo el cuerpo.

¿Que músculos se ven afectados?


Los calambres suelen ocurrir en músculos que abarcan dos articulaciones. Esto incluye las pantorrillas (gastrocenemio, soleo, poplíteo), los bíceps y los quadriceps. También suceden en los aductores de las manos y las muñecas.
Se cree que se debe a la gran capacidad de movimiento y elasticidad de estos músculos y la resultante acumulación de fibra muscular cuando están relajados, momento en el que reducen sus dimensiones.

¿Como tratar un calambre?

El mejor remedio para detenerlos consiste en estirar el músculo en cuestión mediante la contracción de su antagonista, es decir, el músculo opuesto (Schwellnus 1997). Por ejemplo, si tienes un calambre en el bíceps femoral, deberías estirar tu pierna y contraer tus quadriceps. Tal estiramiento reduce el amontonamiento entre las fibras musculares y limita la cantidad de esfuerzo que generan, a la vez que la contracción del músculo contrario sirve para enviar una señal de inhibición al que sufre el calambre, obligando a que se relaje. Acompañar el ejercicio con un masaje no reduce la duración del calambre, pero ayuda a aliviar el dolor comunmente asociado. Una vez el calambre ha cesado, se debería seguir con el estiramiento del músculo afectado durante unos 30 a 60 segundos para reducir la posibilidad de que se repita.
El más común, y que suele ser presentado a todo buceador durante su primer curso subacuático, consiste en estirar la pierna en la que se halla en músculo causante del calambre, sujetar la punta de la aleta y tirar firmemente en dirección a la rodilla.

Pensad que, de suceder bajo el agua, puede conllevar ciertos riesgos como la pérdida de flotabilidad, con lo cual deberíamos contar con la ayuda de un compañero (o al menos notificárselo) o de ser posible asentarnos en el fondo marino para evitar segundas


Prevención

Si los plátanos y el agua no ayudan a evitar calambres, ¿que puede hacerlo?
Los estudios clínicos y las experiencia práctica están de acuerdo en que el mejor modo de prevención es retrasar las causas de la fatiga de los músculos.
Por ejemplo, una buena práctica sería incorporar una rutina de ejercicios similares a los que vas a realizar en tus posteriores actividades.
En nuestro caso, buceadores, estiramientos de los bíceps y quadríceps para reducir su resistencia, descansar apropiadamente y estar en forma al mismo tiempo que evitar realizar actividades extenuantes para las que no estamos preparados.
Los estiramientos no deben ser dolorosos, y deben realizarse durante al menos 30 segundos, sin movimientos bruscos y con una frecuencia de entre 4-5 veces por semana.

El equipo

Las cualidades de nuestro equipo también son indispensables para evitar que puedan favorecer la aparición de calambres. Si bien existen marcas que alegan que los diseños de sus productos reducen el esfuerzo muscular, nos centraremos en un marco más general:

1. El calzador de las aletas debe ser lo suficientemente ancho para que los huesos de los pies puedan moverse y separarse con libertad al aletear. Si quedan apretados, los músculos no podrán funcionar bien ni la sangre circular por ellos eficazmente.
2. Los escarpines deben quedar ajustados pero sin ser restrictivos, por el mismo motivo que en el punto anterior.
3. Al ajustar la aletas, debemos asegurarnos de que no apretamos mucho las hebillas, pues causarían una excesiva presión en el tendón de Aquiles, y esto podría, a su vez, provocar tensión extra en los músculos de las pantorrillas.
4. Las perneras del traje húmedo o seco tampoco deben ser restrictivos, pues si no puedes mover tus piernas de manera natural, estas no pueden producir la suficiente fuerza que necesitas u obtener el riego sanguíneo.

Fuente: FITNESS FOR DIVERS, by Cameron L. Martz


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